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Comunidad | 5 min. tiempo de lectura

Soy un aliado para alguien que vive con obesidad

"Mi nombre es Andreas y convivo con la obesidad. No soy obeso, pero mis padres han sido obesos y mi novia, Melanie, actualmente vive con esta enfermedad crónica”. Por lo tanto, si bien no tengo personalmente la carga de la obesidad, todavía enfrento su impacto, todos los días." - Andreas Herdt

Lidiar con los desafíos diarios

Melanie y yo enfrentamos el impacto de la obesidad casi en la vida diaria. Cosas simples como comprar una silla o una cama se vuelven un problema. Podemos intentar encontrar muebles construidos para soportar el peso necesario, pero esto limita drásticamente la elección (especialmente porque tenemos requisitos mínimos para un diseño bonito). O bien, compramos lo que realmente nos gusta y vivimos con el riesgo que se rompa.

Planificar una noche de salida juntos puede ser difícil también. Comenzamos seleccionando una ubicación que, más allá de todos los criterios habituales, como la calidad y el ambiente, también tiene que proporcionar asientos adecuados, con sillas grandes, estables e, idealmente, sin apoyabrazos. Además, la entrada debe ser accesible, sin demasiados escalones y cerca del estacionamiento.

A man sitting with a microphone in his hand with other men sitting scattered around him.

"Incluso ir al médico es difícil. Nunca sabemos si Melanie podrá usar los muebles del consultorio, o si el equipo médico está diseñado para trabajar con una persona cuyo tamaño y peso no están dentro de la “norma”."

-Andreas Herdt

Obtener acceso para comprender

El transporte en general es otro problema. Melanie tiene una discapacidad debido a su movilidad limitada, pero esta condición no le permite acceder a los espacios de estacionamiento designados. El transporte público sería una opción más fácil para mí, pero no para Melanie. La estación de trenes de nuestra ciudad no tiene ascensores ni escaleras mecánicas, y los 40 escalones a la plataforma presentan un grave obstáculo para ella. Ir de vacaciones es aún más desafiante, especialmente, si tenemos que tomar un avión. Se requiere mucha planificación con anticipación para evitar que las vacaciones se conviertan en un desastre.

Incluso ir al médico es sorprendentemente difícil. Nunca sabemos si Melanie podrá usar los muebles de la sala de espera o la sala de examen, o si el equipo médico está diseñado para trabajar con una persona cuyo tamaño y peso no están dentro de la “norma”. Los brazales de los tensiómetros pueden no ser lo suficientemente largos, y las sillas odontológicas, la tomografía computarizada (TC) y los sistemas de imagen por resonancia magnética (RM) generalmente tiene un límite para la cantidad de peso que pueden soportar. Por lo tanto, necesitamos aclarar todo esto con el consultorio del médico, o corremos el riesgo de que nos envíen a casa sin habernos examinado.

Convertirse en un aliado

Al comienzo de nuestra relación, no presté suficiente atención a todos estos obstáculos. Sobrestimé las habilidades físicas de Melanie y esperaba demasiado de ella. Esto a veces nos generó situaciones desagradables para los dos.

Desde entonces, he aprendido lo que puedo pedirle que haga y trato de tener en cuenta sus límites en lo que sea que hagamos. Ahora Melanie va ganando cada vez más seguridad y prueba cosas que no ha hecho durante mucho tiempo, como acceder a volar en clase económica juntos.

The hands of a woman being held by the hands of a man.

"Puede ser difícil encontrar una persona que no esté afectada por esta enfermedad, que no sea compañero de una persona con obesidad de alguna manera, como yo".

-Andreas Herdt

Hacer frente a los desafíos

Así es como convivo con la obesidad, y seguramente me llevo la parte más fácil entre nosotros dos. Mientras tanto, un cuarto de la población se lleva la parte más difícil de convivir con esta enfermedad crónica compleja, y los números están creciendo a una tasa escalofriante.

Si contamos a las personas que son amigos, parientes, clientes o compañeros de trabajo de alguien que convive con obesidad, puede ser difícil encontrar una persona que no esté afectada por esta enfermedad, que no sea compañero de una persona con obesidad de alguna manera, como yo. Entonces, ¿por qué deberíamos aceptar el fracaso de la sociedad para abordar estos desafíos?

Esta pequeña historia está dirigida a todos ustedes que están experimentando situaciones similares o que conocen a alguien que vive con obesidad. No permanezcan en silencio. No acepten simplemente las cosas como son. Intenten cambiar el mundo y convertirlo en un lugar mejor, poco a poco, persona por persona.

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