Su cuerpo y su mente están profundamente conectados. Solo piense en cómo reacciona su cuerpo de inmediato 
cuando se pone nervioso o ansioso: Sus palmas sudan, siente sed y puede tener falta de aire. 

Pero lo que sucede en su cabeza también puede tener más efectos a largo plazo. Pueden ponerlo en mayor riesgo de desarrollar problemas de salud. Incluso puede experimentar barreras emocionales para perder peso y tener un mayor riesgo de desarrollar obesidad. Por lo tanto, es importante tener en cuenta que los sentimientos desempeñan un papel importante en la pérdida, el aumento y el control de su peso.
 

Ninguno de nosotros puede sentirse tranquilo y feliz todo el tiempo; es natural sentirse triste, cansado, enojado, aburrido, ansioso o solo. Todos encontramos diferentes maneras de lidiar con sentimientos malos o incómodos. Por ejemplo, algunos pueden pasar por atracones durante una serie de televisión en lugar de dormir lo  que necesitan. Otros pueden recurrir a fumar, beber, apostar o comprar para sobrellevar la situación.

Algunas personas usan alimentos para lidiar con situaciones y sentimientos difíciles cuando nada más funciona. Comer en exceso o comer alimentos deliciosos y ricos en calorías puede ser una forma de aliviar la presión o distraerse. Los psicólogos llaman a este comportamiento alimentación emocional. Todos lo hacemos a veces, y algunos de nosotros lo hacemos más que otros. 

El estrés y otros sentimientos negativos pueden hacer que recurra a los alimentos como una fuente de alivio. También lo pueden hacer los eventos importantes de la vida, como formar una familia, cambiar de trabajo o mudarse de casa. La alimentación emocional puede funcionar y hacer que se sienta mejor a corto plazo. Pero con el tiempo, puede convertirse en un desafío en sí misma. Y cuando intenta controlar su peso, comer puede ser una de las barreras emocionales para su programa para perder peso o para controlar la obesidad.
 

Una vez que se forma el hábito de la alimentación emocional, a menudo puede cobrar vida propia. Sus emociones también pueden estar tan ligadas a sus hábitos alimenticios que come cuando está estresado o triste sin pensar. Muchas personas con el hábito de la alimentación emocional dicen que se siente como cualquier otra adicción, como fumar.

Esto puede crear un círculo vicioso. Comienza cuando come para calmar sus emociones, lo que provoca un alivio temporal. Pero después, se siente mal o avergonzado por comer en exceso, lo que comienza el ciclo de nuevo. 

El ciclo también está impulsado por las experiencias negativas que son comunes para las personas que viven con obesidad. Las personas que viven con obesidad a menudo se sienten rechazadas por la sociedad. También pueden sentir que no reciben el apoyo o la comprensión que necesitan de su familia, sus amigos o médicos. Romper el ciclo de la alimentación emocional y otras barreras emocionales para perder peso puede ser difícil en estas condiciones.

En este video, Audrey Roberts habla sobre el estigma que enfrenta todos los días como persona que vive con obesidad.
 

La alimentación emocional no solo es causada por las dificultades de la vida diaria. Incluso puede ser una respuesta a eventos de la vida temprana, como traumas infantiles.

Esto fue cierto para Vicki Mooney, quien recurrió a la comida para sobrellevar el crecer en una casa con un padre abusivo. A los 28 años, pesaba 180 kilogramos.

“Para lidiar con el trauma, comía una barra de chocolate. Iba a mi habitación y, a pesar de que estaba pasando por esas emociones, esos sentimientos y ese dolor, comía mi barra de chocolate y sentía un poco de alivio”, dice.

Puede obtener más información sobre el recorrido de Vicki, desde comer por angustia emocional hasta llegar a ser modelo de talla grande aquí.
 

La alimentación emocional puede descarrilar sus esfuerzos para perder o controlar su peso. Pero, puede volver a
encaminarse.

Podría ser tranquilizador saber que hacer incluso pequeños cambios en la forma en que vive y piensa puede tener un gran impacto positivo en su bienestar mental. A veces solo necesitamos la perspectiva de otra persona para ver los cambios que debemos hacer y cómo hacerlos. Esa persona puede ser un amigo, un familiar o un psicólogo.

Para disminuir o detener la alimentación emocional, puede comenzar por observar la fuente de sus emociones negativas. A veces, simplemente descubrir cuáles son puede ser un paso importante para superar las barreras emocionales para la pérdida de peso. Un psicólogo puede guiarlo en este recorrido.

Otro enfoque es cambiar la forma en que responde a sus sentimientos. Puede aprender y practicar estrategias para controlar el estrés y otras barreras emocionales para perder peso. Si necesita más apoyo, la terapia conductual puede ayudarlo a comprender y cambiar patrones de pensamiento, alimentación y acción poco saludables. 

Asóciese con su médico u otros especialistas de confianza (como profesionales de salud especialistas en atención de la obesidad) para comenzar su recorrido.